Una nueva perla del periodismo deportivo.

Me encuentro en la web del As el siguiente artículo, que contiene en su final la siguiente frase:

«Los dos jóvenes mostraron su indignación, pero no tuvieron más remedio que abdicar para mantener sus localidades

Fenomenal forma de cerrar un artículo.

Aunque la segunda acepción de la palabra «abdicar» es, según el diccionario de la RAE:

« Renunciar a derechos, ventajas, opiniones, etc., o cederlos.«

Creo yo que aquí no se da el caso, y que lo que quería decir el redactor (incluso por el contexto) es claudicar, que como tantas otras veces, suena parecido, pero no es lo mismo.

Claudicar:»Acabar por ceder a una presión o una tentación»

No es que sea tan gorda como las que hemos visto otras veces, pero no deja de ser un uso un tanto particular del lenguaje.

Diciendo las cosas claras.

No recuerdo la fecha exacta, pero sí sé que fue hace más tiempo del que me gustaría, como me pasa con muchas cosas de las que ultimamente me hago consciente de pronto; un día, un fin de semana, en mi casa el periódico empezó a venir con un suplemento llamado «El Semanal» en cuyo interior, hacia el principio venía publicada una hoja firmada por D. Arturo Pérez-Reverte y, un par de páginas más alante, otra por parte del D. Javier Marías. Desde entonces he faltado pocas veces a la cita semanal, con el paso del tiempo el señor Marías dejó paso a otros, pero la hoja del señor Pérez-Reverte sigue ocupándome un rato todas las semanas.

La que viene publicada esta semana habla de algo que lleva rondando mucho tiempo por mi cabeza, algo de lo que siempre quiero escribir algo aquí, pero nunca se me ocurre como hacerlo.

Nací y pasé toda mi infancia y mi juventud en Santander, una tierra donde uno es consciente del clima, allí no «hace aire» allí «sopla gallego» o hay «surada»; es una tierra de escrutadores del tiempo, donde sabes aproximadamente lo que te viene o no encima para el día siguiente… y donde se guarda bastante memoria del tiempo pasado. Así, recuerdo perfectamente «El año de la sequía» a pesar de que sólo tenía 12 años (1989) lo mismo que recuerdo muchas fuertes tormentas, algunos otoños de 15 días de lluvias ininterrumpidas, galernas memorables o temporales de viento en los que se movía mi casa. Sin embargo, y pese a que he visto bajar auténticos ríos por las calles de mi barrio, a penas recuerdo destrozos como los que año sí y año también nos aparecen en la tele en ciertas zonas del mediterraneo. Un amigo me dijo un día que lo que pasa es que allí llueve mucho más que en el norte y lo hace todo de golpe… Simplemente no supe qué responderle, cualquiera que viva en mi tierra sabe lo que hay allí y lo que vivimos todos los años. Ojo, que a veces cuando las cosas se salen de madre hay daños, desperfectos e inundaciones, pero generalmente las cosas vuelven a la normalidad en un par de días. ¿Por qué esas diferencias? personalmente creo que porque en mi tierra llevamos conviviendo con el clima generaciones y nadie se llama a engaño. No lo tememos, lo respetamos.

Cuando llevé allí la primera vez a unos amigos de León, les expliqué que si, estando en la playa, nos veían recoger rápido a nosotros y a la mitad de los presentes en la playa… que no se quedasen mirando como la otra mitad, ni hicieran preguntas, que recogiesen y corriesen, que luego verían lo que pasaba. Por fortuna no han vivido nunca una galerna, pero a veces creo que es una experiencia interesante… Hace un par de años viajamos a Murcia, a casa de un amigo, de camino a la Manga del Mar Menor, empezó a llover de forma moderada, tampoco es que estuviese diluviando, pero me sorprendió que la carretera no evacuaba el agua que comenzaba a acumularse peligrosamente; a la mañana siguiente me dí cuenta de la razón: las calles carecían de drenajes, estaban asfaltadas en llano, incluso con forma de artesa (más bajas en el centro que en los bordes) por lo que cualquier lluvia moderada las convertía en ríos… Desde entonces me hago pocas preguntas cuando veo lo que pasa con las «lluvias torrenciales» de «más de 100 litros por metro cuadrado» en esas zonas.

Luego con echarse las manos a la cabeza todo arreglado.

San Glorio, intereses ocultos, incompatibilidades… y alcaldes ignorantes.

Hace unos días que se ha publicado un informe, uno más, que afirma que la tan manida estación de esquí de San Glorio sería de todo menos buena para el medio ambiente de la zona, en especial para el Oso Pardo. Algo que está a ojos vista de cualquiera que tenga 2 dedos de frente y conozca mínimamente la zona.

Lo mismo que es absolutamente evidente para cualquiera que conozca la zona que, precisamente, su mayor pratimonio es el medio ambiente y el propio entorno natural. Lo mismo que resulta evidente para cualquiera que haya estado alguna vez en una estación de esquí, que éstas están muy lejos de no afectar al medio en el que se asientan. Lo mismo que resulta absolutamente evidente que si las autoridades insisten en apoyar lo que una empresa privada quiere hacer a costa del patrimonio natural que nos pertenece a todos… es porque algún interés oculto tienen en ello.

Lo que me parece muy grave son las declaraciones vertidas al respecto por el alcalde de Boca de Huérgano al respecto en las que dice suelta perlas como «¿Qué es más importante el oso o el hombre?» o «si hay osos es porque nosostros los hemos conservado». A mí las estupideces me siguen rechinando en los oídos, vamos a dejar las cosas claras:

-Primero es el oso, así de claro y así de sencillo. Ser «hombre» no te da derecho a cargarte el medio ambiente en tu propio beneficio, así llevamos actuando años y así nos está marchando.

– Si el oso está en el estado actual ciertamente es gracias, entre otros, a los habitantes de la zona, pero no por «haberlo conservado» sino por haberlo esquilmado y cazado sin piedad durante siglos; muchos de los habitantes de la zona se han cargado osos porque dañaban el ganado en es política cateta, ignorante, aberrante y garrula de que «primero es el hombre». Por eso, porque «primero es el hombre» estamos sin osos, casi sin lobos y con una naturaleza que no es ni sombra de lo que tenía que ser. Gracias a garruladas y cacicadas de este tipo.

A veces pienso que esta gente se merece que les hagan la puñetera estación… y que se jodan.  Luego se darán cuenta de lo que han conseguido, pero será demasiado tarde.

Ubuntu 7.10, días después, luces y sombras.

Y ya pasaron unos días y puede ser buen momento para analizar lo que funciona, lo que no, lo que se ha ganado y lo que se ha perdido en mi instalación. Me consta que al menos a otra persona no le ha ido tan bien la cosa como a mí.

Os pongo en antecendentes: he actualizado a la 7.10 desde una instalación (estable) de la 7.04 mediante un «sudo update-manager -c» en un ordenador portatil Acer Travelamate 233C; con un procesador Celeron Mobile (de la era de los Pentium 4Mobile) a 2Ghz, con 512 MB de RAM y 60 GB de HD.

En este ordenador utilizo Ubuntu desde su versión 5.04 y siempre he ido haciendo actualizaciones, salvo desde la versión 6.10 a la 7.04 donde, como creo que ya conté, instalé desde 0 debido a algunos problemillas.

Con la 7.04 estuve muy contento en general y me pareció que mejoraba bastante lo que habíamos visto, para la nueva se prometían aún más mejoras, y ahora, tras algunos días de uso, veo que hay cosas que me gustan más y otras menos.

Cosas que me gustan:

-Nuevos gestores de ciertas cosas desde el modo gráfico. Mejora enormemente el gestor de pantallas. ¡¡POR FIN!! puedo configurar la salida de video de mi portatil ¡y desde el modo gráfico! algo imposible para mí hasta el día de hoy.

-Mejora en velocidad del arranque: arranca algo más rápido que antes, pero para mí mucho más lento que la 6.06 que era la que más rápido me arrancaba en este equipo con mucha diferencia.

-Mejora en la gestión de energía: no conocía lo que era funcionar con el ordenador sin el ventilador metiendo ruido; esto se calienta muy poco, mucho menos que con Windows. Además me voy a las 3 horas de autonomía con la red conectada y tengo más información sobre la batería de la que pensé que se pudiera obtener.

-Mejora en la gestión de la apariencia del escritorio y los temas; más fácil y con más opciones, muy claramente explicadas.

Cosas que no me gustan:

-El cambio de Beryl a Compiz-Fusion. No me hago con Compiz, no consigo configurarlo a mi gusto y no me gusta no disponer del icono en el área de notificación para actuar sobre él. Beryl me comía menos recursos y me daba más opciones. Con Compiz y el cubo todas las caras de éste se me van al primer escritorio y si utilizo el «cambiador de escritorios» pulsando sobre el escritorio 2, 3 o 4 se me va todo el tinglado a la mierda y sólo obtengo el fondo de escritorio. Con Beryl las barras de divisón desaprecían y pulsando sobre cualquier zona me giraba el cubo hasta ella.

-Gestor de RED: Tiene más opciones, pero se hace la picha un lío con las configuraciones heredadas. He tenido que borrar y crear otras nuevas, a ver si ahora funciona, porque la gracia de guardar las configuraciones se supone que es poder recuperarlas y que funcionen.

-El icono de Pidgin: esto no es exclusivo de Ubuntu, sino que se refiere al propio Pidgin… el que diseñó el pichón morado merece tortura por su mal gusto.

Esto en cuanto a lo que veo en mi portatil, tengo pendiente la actualización en el ordenata de mi cuarto, pero no sé si atreverme, viendo los tremendos resultados de la anterior… no tengo muchas ganas de volver a estar otros 15 días intentando hacer funcionar la tarjeta de sonido, la verdad.

De nuevo el cambio horario.

Y nos vuelve a tocar otra vez el cambio de hora este fin de semana. El año pasado ya comenté mis impresiones en este blog y se generó una interesante discusión en los comentarios; desde luego está claro que el asunto no está exento de polémica, así se dice incluso en el artículo al respecto de la wikipedia.

De todas formas, me resulta sorprendente que muchos de los argumentos en contra de mantener el «horario de verano» durante todo el año se refieren a lo ocurrido en países que no tienen absolutamente nada que ver en costumbres con el nuestro, como pueden ser Estados Unidos, Irlanda o Australia.

En los comentarios del post del pasado año se dijo que lo importante no es tanto la hora en sí como el nombre que le damos a la misma. Es decir, lo importante sería no que fueran las 8.00h o las 12.00h sino lo que hacemos a esas horas…

Puede que ése sea, en definitiva, el centro de la cuestión; pero lo que está claro es que el nombre que le damos a nuestros horarios nos viene impuesto desde fuera. Yo tengo que abrir mi comercio a las 10.00h por la mañana, irme a comer a las 14.00h y luego abrir a las 17.30h y cerrar a las 20.00h. Desde luego soy libre de cambiar esas horas a mi antojo pero ¿de qué me iba a servir si mis clientes no van a cambiar de hábitos horarios?

Así como están las cosas, y con las costumbres de vida que tenemos en España, el resultado de la vuelta al horario «normal» tiene como consecuencia que, a partir de la próxima semana, vamos a hacer como todos los años gran parte de nuestra vida en ausencia de luz solar. El hecho es que dentro de nada a las 19.00h será de noche y en diciembre será incluso antes. Es posible que el impacto no fuese igual si nuestros hábitos fueran más parecidos a los de nuestros vecinos de Europa… pero el caso es que no lo son. Aquí todo hijo de vecino a las 22.00h está más fresco que una lechuga, algunos incluso trabajando hasta esas horas (grandes superficies, sin ir más lejos) y raro es el que a la media noche ya está en la cama desde hace un rato, cuando lo habitual es que alarguemos nuestra jornada hasta cercanas la 1 o 2 de la madrugada. Nuestra jornada, normalmente, comienza acostándonos en las primeras horas de cada día, y luego viviendo el resto del día despiertos hasta la llegada del siguiente día, que es cuando nos volvemos a acostar.

Las cosas son así, eso dudo mucho que lo cambiemos en un plazo de tiempo breve, ni siquiera a medio plazo, porque llevamos muchos años ya de «convergencia» europea, pero nuestros hábitos de vida no han variado sustancialmente.

Con todo esto, el «horario de invierno» va a tener la misma consecuencia que todos los años anteriores: darnos por el culo.

Ubuntu 7.10, ya he actualizado y me alegro.

Recientmente he realizado la actualización a la versión 7.10 de Ubuntu que recibe el curioso nombre de Gutsy Gibbon.

Hay una larga lista de cambios, posiblemente el más llamativo es la inclusión de serie de Compiz-Fusion, la unión de Beryl y Compiz, que se instala de forma desasistida. Además, la última versión del Kernel promete un mejor funcionamiento y un mejor aprovechamiento energético.

He realizado la actualización desde la versión 7.04 en el portatil, mediante un sudo update-manager -c y la cosa ha ido como la seda. Creo que es una de las veces que mejor ha ido el asunto, lo cierto es que sólo he tenido una mínima dificultad con el nuevo Compiz-Fusion, dado que al actualizar no se desistaló Beryl de forma automática y había algún paquete que debía de interferir en el tinglado 3D; pero una vez eliminado Beryl -y aunque se pierde alguna cosilla por el camino, todo hay que decirlo- he podido configurar Compiz que, para mi sorpresa, funciona de forma mucho más fina de lo que antes hacía Beryl… y eso que nunca tuve queja en este sentido.

Noto también que come menos recursos y esto va muuuucho más rápido, pero mucho mucho. Además, pese a que el procesador de mi portatil carece de Seed-Step ciertamente ha mejorado el aprovechamiento del aparato, se calienta infinitamente menos que antes (se nota al tacto) y mucho menos que con Windows. De hecho desconocía lo que era tener esto funcionando 10 minutos enchufado y que no funcionase el ventilador (lo normal es que a los 15 minutos se pusiera a girar a todo trapo).

Otra cosa que me ha sorprendido es la mejora del tiempo de funcionamiento con baterías, ahora marca un total de 3 horas 15 minutos con la WiFi enchufada, hasta ahora he podido comprobar que paso de las 2 horas y cuarto y queda batería… acojonante. Además la información que suministra el sistema sobre la batería es, simplemente, abrumadora.

Vamos por muy buen camino… muy bueno.

El Dr. Watson, el racismo y la estupidez.

Creo que estas alturas casi todos nos hemos enterado de las estupideces vertidas por uno de los artífices del desentrañamiento de la estructura de la molécula de ADN y, por ende, uno de los fundadores de la genética moderna junto con, entre otros, el Dr. Severo Ochoa.

Como bien comenta el autor del El retorno de los charlatanes, estamos ante un caso en el que un insigne científico aprovecha su fama para tratar de hacer parecer serias unas afirmaciones que no tienen ni pies ni cabeza, no sólo en el terreno de la ética sino en el propio terreno de la ciencia; entre otras cosas para sustentar tales afirmaciones hay que presentar datos y estudios de los que no puede presumir el interfecto, entre otras cosas porque su campo de estudio no ha sido ése.

Como en ese blog esto ya está muy bien explicado lo que quiero comentar yo se refiere al manido asunto de las «razas» en el género Humano (que no especie Humana).

Tradicionalmente a los seres vivos se les clasifica para su estudio siguiendo un método que tiene unos cuantos años a sus espaldas. Cuando no se contaba con otros datos se hacía en función de las características de las que se disponía y que se podían utilizar. Conforme avanza el conocimiento, las clasificaciones se  modifican para acomodarse a los nuevos descubrimientos; actualmente se tiende a clasificar en el mismo grupo a todas las especies emparentadas genéticamente. Las categorías tradicionales son, para el Reino Animalia: Reino, Filo, Clase, Orden, Familia, Género y Especie.

La Especie es la categoría mínima con valor taxonómico. Dentro de una misma especie están todos los individuos que son sustancialmente iguales, se pueden reproducir entre ellos y dejar descendencia fértil que comparte sus caracterísiticas genotípicas y fenotípicias.

En algunos casos usamos categorías infraespecíficas, como la sub-especie, la raza o la tribu. Esto traspuesto a nuestra especie actual creo que sabemos todos para qué se utizó y con qué fines. Fundamentalmente basándose en un caracter que, aunque pueda parecer raro, es tan poco constante y revelador como el color de la piel, aunque algunos, como los nazis fueron más lejos en sus estupideces.

El estudio científico de las características fenotípicas y genotípicas de las poblaciones humanas actuales en el mundo lleva mucho tiempo revelando que no hay diferencias reales entre ellas que nos permitan realizar una clasificación fiable y unívoca de forma que siempre podamos asignar cualquier individuo al azar a un grupo concreto. Esto es fundamental: si de verdad existieran «razas» en base a las características que las definiesen (y no valdría sólo una) siempre se podría adscribir cualquier individuo escogido al azar a una única categoría y lo cierto es que no se puede. Incluso si consideramos un carácter tan poco relevante como el color de la piel nos encontraremos casos en los que las diferencias serán muy relevantes, está claro, pero también hay muchísimos otros casos (en la práctica muchos más individuos, de hecho) que no tienen características tan absolutas y donde la clasificación se hace tremendamente complicada. Es decir, los bordes de las «categorías» se solapan y son difusos, con el agravante de que tenemos más individuos situados en esos «bordes» que en el centro de cada categoría. En definitiva no se puede apoyar de ninguna manera la existencia de «razas» con características biológicas diferenciadas dentro de Homo sapiens. Es evidente que sí existen grupos poblacionales con características concretas propias, incluso algunos en los que un alelo concreto puede ser muy raro o muy abundante; pero considerando todos los caracteres en conjunto no. Sobre todo si dejamos de considerar caracteres meramente culturales en la clasificación -algo que parece obvio pero que se tiene mucha tendencia a incluir-.

Artículos pendientes.

Tengo desde hace tiempo varias cosas pendientes de completar, yo diría que demasiadas incluso. No tengo demasiado tiempo para ponerme a teclear últimamente y las he ido introduciendo y dejando colgadas. Mi intención es ir completando todos los artículos que he ido dejando colgados poco a poco y el objetivo de este post es recordármelo a mí mismo entre otras cosas.

Tengo pendientes:

-Completar el artículo sobre el funcionamiento del Flash.

-Completar el artículo sobre el funcionamiento del AF.

-Publicar un artículo sobre el funcionamiento de la Medición Multisegmentos.

-Publicar un artículo sobre la montura K.

En particular, el último, lo tengo ya en papel desde los tiempos de las cámaras de películas, diferenciando funcionamiento por marcas y cámaras. Creo que lo puedo aprovechar casi todo, pero tendré que adaptar muchas cosas teniendo en cuenta los tiempos que corren. Además, veo que van a salir bastante grandes y tenerlos dispersos en el conjunto del blog me parece que no es la mejor forma de presentarlos, por lo que supongo que crearé páginas diferenciadas al estilo de la que ya tengo de la montura F.

Tampoco pretendo que sean manuales irrefutables sobre estos temas, sino índices que permitan entender de forma fácil y rápida cada uno de los temas… para llegar al fondo de la cuestión siempre exisitirán referencias mejores.

Perplejidad, incomprensión, estupefacción…

Exposición: Se renuevan los ordenadores de una sala de informática de un centro educativo. Se instala en los nuevos Linux Fedora Core pero no se configura la red en la instalación. Se instala, así mismo, Windows XP, entre otras cosas con Internet Explorer 6 (sí 6, -SEIS-) un navegador anticuado y con mas agujeros que un colador. Se instala tambén Mozilla Firefox 2.0 y Mozilla Thunderbird. Sabiamente no hay privilegios de administración (para nadie, profesor incluido) por lo que no se puede instalar NADA, actualizar NADA, ni hacer NADA, ni siqueira cambiar la fecha.

DUDA: ¿Qué, en nombre de los testículos del minotauro, te lleva a instalar flash UNICAMENTE EN EL EXPLORER de forma que las aplicaciones web basadas en flash para dar una serie de cursos tienen que ser forzosamente lanzadas desde un navegador obsoleto que falla más que una escopeta de feria?

¿Qué razón puede tener que el que imparte un curso no tenga unos mínimos permisos de administración de forma que cualquier problema tenga que ser resuelto externamente tardando días e implicando a 3 o 4 personas en ello cuando bastarían segundos en el desarrollo de la propia clase para hacerlo? (leasé cambiar la fecha de un ordenador)
¿Para qué se instala un navegador bueno si luego no se puede usar?

En fin, bendito  Firefox Portable… pero qué triste que algunas cosas se tengan que hacer así… qué triste.  Menos mal que los informáticos encargados del asunto han sido rápidos y diligentes… pero tampoco es plan de andar dando la matraca cada 2 por 3, vamos digo yo.

Tienes un navegador anticuado e inseguro y otro moderno y seguro… ¿y optas por el primero? venga vamos…

Olympus E-3 presentada.

Pues ya se presentó. Todavía es muy pronto para conocer muchas cosas sobre la nueva cámara pero ya podemos aventurar algunas cosillas en base a lo que se ve en la presentación y en las «hands-on previews» que han publicado algunos sitios* de la red.

La cámara es un poco más grande que la E-1, sobre todo crece en altura para alojar el pentaprisma de mayor tamaño, que encima tiene flash incorporado, lo que lo hace aún mayor. Personalmente, me sobra por completo ese flash y hubiera preferido una luz auxiliar para el AF que sí lleva la E-1 y de la que carece la E-3 (usa ráfagas del flash auxiliar, mucho menos útiles a mi entender).

Actualización: En una de las pocas «hands-on preview» que hay colgadas hay un pase de diapositivas con diferentes vistas de la E-3; entre otras aparecen varias comparándola lado a lado con la E-1; en una de ellas se observa la E-3 con el flash desplegado, lo que permite observar el tamaño real del pentaprisma. Pues bien, la supresión del flash integrado hubiera dado una cámara sólo unos mm más elevada que la E-1; además del consiguiente aumento de la rigidez de esa zona al no tener piezas móviles. Teniendo en cuenta que el FL-20 no es caro (menos para un usuario serio dispuesto a invertir en este tipo de equipo) y que en montarlo y encenderlo no se tarda sustancialmente más que en levantar y esperar a la carga del integrado… sigue siendo un misterio para mí cuáles son las ventajas reales de equipar con un flash integrado este tipo de equipos perjudicando su robustez y su tamaño.

Al desplazarse la montura hacia el centro del cuerpo la empuñadura ya no tiene tanto espacio ni profundidad como en la E-1… esperemos que no suponga una merma en la ergonomía, que bastante afectada se ve en otros parámetros:

-No tiene torreta de modos, ahora hay que pulsar botón y girar dial.

-No tiene mando para el AF, ahora hay que pulsar botón y girar dial.

-Cambia la disposición del dial frontal: ahora está por debajo del botón de disparo, me resulta más cómodo por encima, como en la E-1. Pero además el dial principal pasa a ser el posterior en lugar del frontal. Normalmente diría que lo prefiero así, pero en la E-1 es al contrario lo que dificultará el uso de ambas cámaras de forma simultánea. No entiendo el cambio.

Actualización: El cambio de dial principal al trasero viene asociado con un cambio en la localización de algunos mandos como el del ISO, que pasan a la parte frontal. Siendo así (se me pasó por alto en la primera vista) no veo el cambio nada problemático, sobre todo si se puede configurar qué dial actúa sobre qué parámetro de la imagen como sucede en la E-1 y asumo que así va a ser.

-Parece que no hay mando para cambio rápido del punto de AF. No creo que usase más que el central… pero habrá quien lo eche en falta: sobre todo en las reviews de la web. Fijo que va a dar igual lo bueno que sea el sistema: ya tienen un punto para criticarlo duramente.

-Una de las ventajas de la E-1 era que cada botón y mando hacían una sola cosa: eso es muy bueno para manejar la cámara rápidamente, aunque suponga muchos botones y mandos. Ahora parece que hay botones con más de una función y eso no me gusta demasiado, aunque a todo se acostumbra uno.

Actualización: Como comentan aquí, efectivamente los botones del lado izquierdo son multifuncionales. Al pulsarlos efectúan una operación u otra según usemos el dial frontal o el trasero; personalmente prefiero que cada botón haga una sola cosa, como ocurría en la E-1. Quizá es una de las cosas que menos me gustan de lo que llevo visto de la E-3, hubiera preferido un selector MAPS y de modos AF por «hardware» en lugar de meterlos en botones que, además, tienen otra función. Al menos el cambio de parámetro es un paso: mantener pulsado y girar, soltar para activar; en lugar del pulsa, suelta, mueve y confirma de, por ejemplo la Canon 20D.

-La empuñadura vertical me parece, como ya dije alguna vez, una cagada tremenda: la carga posterior es más lenta e incómoda que la lateral y hace que la empuñadura crezca en volumen. Nunca he tenido problemas con la E-1 por usar 2 tipos de baterías. Nunca entendí las críticas a esto, máxime cuando las baterías de la empuñadura te daban una autonomía brutal.

-El nuevo 12-60mm f:2.8-4 no es mucho más grande que el 14-54; desde Olympus dicen que se han esforzado en hacerlo tan bueno como el 14-54… si es así será un gran objetivo; aunque prefiero el anillo de enfoque electrónico al mecánico, raro que es uno.

Por lo demás, me gustan los avances implementados, aunque muchas cosas me son bastante superfluas, empezando por la estabilización de imagen y pasando por la pantalla abatible… pero supongo que en ciertos ámbitos serán bienvenidas.

En cualquier caso me parece, por el momento y falta de conocer más sobre ella, una digna sucesora de la magnífica E-1.

*En dpreview.com el sr Askey ha tenido una pataleta porque no le han dejado cámara para hacer la «preview». Es lo que tiene ignorar a la E-400 (porque-no-se-vende-en-USA) o calificar a las cámaras como le sale a uno de la punta del miembro, siendo absolutamente parcial, obviando los aspectos que uno quiere y exagerando los que le interesan.